HomeCámara de DiputadosDavid Monreal rinde honores a Claudia Sheinbaum en un acto donde la seguridad, el campo y la dignidad popular fueron protagonistas del segundo piso de la Cuarta Transformación.

David Monreal rinde honores a Claudia Sheinbaum en un acto donde la seguridad, el campo y la dignidad popular fueron protagonistas del segundo piso de la Cuarta Transformación.

Zacatecas — Entre vítores de “Presidenta” y promesas de amor eterno, el gobernador David Monreal Ávila desplegó una coreografía política
Redacción
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Zacatecas — Entre vítores de “Presidenta” y promesas de amor eterno, el gobernador David Monreal Ávila desplegó una coreografía política cuidadosamente ensayada para recibir a la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo en tierras coloradas y de cantera. El escenario: una plaza rebosante de símbolos, de discursos cargados de historia, cifras y frases que apelaban al corazón del pueblo —ese pueblo que, según se repitió una y otra vez, ya no se equivoca.

Desde el primer minuto, Monreal se mostró como un devoto de la 4T y su nueva encarnación: el “segundo piso”. Afirmó con voz templada que, en once meses de Sheinbaum, Zacatecas goza de “más seguridad, menos pobreza, mejor infraestructura, y más apoyo al campo”. Lo dijo con solemnidad, aunque la narrativa —bajo la superficie— parece buscar sepultar la sombra reciente del estado: violencia criminal, desapariciones y la persistente migración de su gente.

En medio del ritual político, el gobernador presumió una reducción histórica del 70% en los homicidios dolosos. La presidenta, sin titubeos, confirmó el dato y felicitó a Monreal. “No ha sido fácil”, reconoció Sheinbaum, “pero es un trabajo diario”. No mencionó que, apenas un año atrás, Zacatecas encabezaba las listas de estados más violentos. La estadística, en este caso, opera como bálsamo político: si los números bajan, las heridas ya no sangran.

Claudia Sheinbaum utilizó el micrófono con el tono de quien sabe que es heredera de un movimiento que ha marcado época. Repasó los principios de la 4T como quien recita una Constitución alterna: Primero los pobres, no puede haber gobierno rico con pueblo pobre, con el pueblo todo, sin el pueblo nada. Pero fue más allá: celebró que ahora “el Poder Judicial es electo por el pueblo”, una frase que merecería pie de página constitucional, pues el debate sobre la legitimidad de dicha reforma aún arde en foros académicos y en la oposición.

En su intervención, Sheinbaum trajo cifras que buscan arrancar aplausos y generar hashtags: 13.5 millones de personas salieron de la pobreza durante el sexenio anterior, el salario mínimo subió 135%, el frijol se paga a 27 pesos el kilo, y más de 195 mil adultos mayores en Zacatecas reciben pensión. Lo dijo con firmeza, con una cadencia casi pastoral. La política social convertida en acto de fe.

Monreal, por su parte, insistió en que Zacatecas ha superado “la etapa negra del neoliberalismo”. No hubo espacio para la autocrítica: ni una línea sobre las ejecuciones en Fresnillo, la precariedad hospitalaria o la violencia de género que persiste en muchas regiones del estado. Pero sí hubo muchas loas, incluyendo una inusitada analogía agrícola: “En 2006 abrimos el surco, en 2012 abonamos la lucha, en 2018 cosechamos, y en 2024 mejoramos el fruto”. Como buen hombre de campo, Monreal sembró esperanza… aunque los baches en la carretera aún exijan otra semilla.

No faltaron referencias a los migrantes, “la mitad del pueblo zacatecano”, quienes —según el gobernador— “se sienten orgullosos del temple y sabiduría de Sheinbaum para defender la soberanía nacional y negociar con Estados Unidos”. El aplauso fue inevitable. Lo que no se dijo es que muchos de esos migrantes no pueden regresar porque temen por su seguridad en sus propios pueblos.

Al final, Monreal cerró su discurso entre lágrimas retóricas: “La queremos, bien mucho”. Y sí, en Zacatecas hubo una ovación sostenida, una plaza pintada de esperanza y una narrativa triunfal. Pero más allá del evento, del frijol a buen precio y de los discursos bien hilvanados, la pregunta de fondo persiste: ¿Puede una transformación consolidarse solo con aplausos y estadísticas?

Porque la historia ha demostrado que incluso los discursos más hermosos necesitan calles pavimentadas, hospitales sin desabasto, maestros bien pagados y seguridad real. Y aunque Monreal y Sheinbaum coinciden en el diagnóstico y la receta, la salud del paciente —Zacatecas— aún está en observación.

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